El sello discográfico con sede en Sevilla nacido en 2019 Line Explorations, que expone a los mejores experimentos de música electrónica, presenta Nous N’étions Jamais Vraiment Là de Asher Levitas y de Hannah Archambault.
Nous N’étions Jamais Vraiment Là —en español, nunca estuvimos realmente allí— fue construido desde el deseo de acercarse durante el tiempo de aislamiento. Cada una de las pistas atraviesa un diferente ambiente imaginado, mientras estados emocionales y psicológicos se desenvuelven. El álbum fue moldeado por una sensación de duración y lentitud, a la par que tomaba su inspiración del concepto de los cuatro elementos: aire, tierra, agua y fuego.
El proyecto inició del impulso de hacer música con un extraño. Gradualmente, a través de la conversación, de París a Londres, los dos músicos aprendieron y encontraron un lenguaje sónico compartido.
En 2020 Asher lanzó su segundo álbum Final Quiet y dos extended play bajo su alias colaborativo con Knut Jonas Sellevold (King Knut, Daniel O’Sullivan, UV), titulado K.N.A.
Desde el lanzamiento de su álbum debut Lit Harness en Planet Mu en 2016, Asher ha sido parte de varios proyectos, incluyendo apariciones como huésped en Déjà Rêvé de LTO en Denovali, y produciendo The Sky Looks Different Here de Paper Dollhouse.
Empezó a hacer olas como parte del misterioso colectivo Old Apparatus en Deep Medi en 2010, y desde entonces tiene lanzamientos en sellos como Houndstooth, The Tapeworm y Front Follow.
Por su parte, Hannah Archambault ha comenzado a hacer sonido desde un enfoque artístico del Royal College of Art, percibiendo el sonido como una experiencia íntima. Exhibió «O» en la Swiss Church of London en marzo de 2020, interesada en la sensación de duración a través de notas sostenidas y en la cualidad espiritual del sonido. Le gusta combinar grabaciones de campo y voces para construir escapes sonoros meditativos y elusivos.
Nous N’étions Jamais Vraiment Là está compuesta de cinco pistas originales —Éolienne, Sel, Coulissage, Latence y Fièvre—.
Club Furies les presenta la reseña de este bello trabajo, una que abre el panorama a nuestras reseñas, ya que pocas veces hemos hecho sobre estos paisajes sonoros que nos encantan.
El trabajo abre con Éolienne, la cual, traducida al español, significa viento, uno de los cuatro elementos que inspiraron este trabajo. Una bella introducción que respira aire en forma de sonido, que sopla y sopla atravesando dulcemente nuestros tímpanos. El paisaje se engrosa y se complementa con celestiales suspiros hechos de aire y oxígeno, los cuales nos alientan a una experiencia celestial.
El paisaje se complejiza por sonidos que emulan circuitos descompuestos que, no obstante, buscan comunicar. Sin embargo, el halo celestial es pujante y su belleza no permite que aflore nada más: voces y viento. La voz se acalla porque la interferencia aparece para terminar esta primera etapa de construcción de este paisaje sonoro.
La segunda pista, Sel, cae como sal en cristal, rebotando armónicamente en las paredes del contenedor, llenándose de a poco. Finas teclas se suman a esta segunda pista, otorgándole volumen y mayor contenido. Una lágrima casi se nos escapa cuando el fugaz diálogo aparece al fondo, mientras aún se perciben notas de aire en el ambiente.
El diálogo aparece y la sal se ha engrosado y rebotonea dulcemente entre los jardines más bellos que se puedan imaginar. Ahora se ha convertido en pacíficos pajarillos que nos envuelven con su cantar. Así Sel entra en su etapa final, evocando un ánimo nostálgico a la vez que una flauta canta el final y las dulces vocales lo concretan.
Coulissage barre el paisaje con delicadas sábanas de arena para instalar finas teclas percusivas. El canto de los pajarillos se mantiene, pero en un tono más grave y más lejano.
Un explayado y aturdidor tono se hace presente, marcando un hito en la pista. Se trata de la generación de una tensión ambiental poderosa que va degradándose de forma que el estrés que generó en un inicio se convierte en paz y tranquilidad al final.
Ahora los sonidos del agua intranquila y las sogas que amarran los botes se cruzan con una bella voz que suplica por algo que no comprendemos, crujiendo entre sí.
Hemos recordado los paisajes fríos de aquellas llanuras que se sitúan en la cima de montañas rodeadas del vasto océano, cuyas olas golpean en forma de instrumentos de cuerda, azotando la tranquilidad de las planicies verdes. Las cuerdas se tuercen y sueltan sonidos que cruzan las montañas, atravesando el horizonte que la pista ha creado.
Latence conserva los sonidos de las aves, ahora un poco más sintetizados. Inicia con un apretón de tecla, de esos que son tan fuertes que su sonido vibra por periodos extensos de tiempo. Y éste lo hace de esa forma, transformándose en un hilo grueso, conductor de esta cuarta pista.
Un grito celestial corta el paisaje sonoro, al cual además se le suma otro segundo grito. Los bulbos se prenden para que la pista no se pierda en el viaje astral que las vocales han emprendido.
Las voces se tornan más terrenales, sin que pierdan su halo originario, y el resto de sonidos se ha aplacado, dejándolas ser en el tiempo que resta de Latence.
Terminamos con Fièvre, la pista que instala el elemento de fuego en el trabajo en forma de fiebre. Y es que esta pista evoca aquellas visiones que hemos tenido cuando caemos de fiebre: las cadenas crujen y chocan entre sí; las cuerdas son graves y engreídas; y nosotros nos situamos de frente a estos sonidos.
De repente, un trueno suena en medio de la tormenta, la cual hace soplar y resoplar al viento. Ahora hemos sido transportados a un desierto de arena roja que se levanta para dejarnos en una situación de incertidumbre…
Título: Nous N’étions Jamais Vraiment Là
Artista: Asher Levitas & Hannah Archambault
Sello: Line Explorations
Formato: Vinilo + Digital
Masterización: XY Mastering
Diseño de Arte: IDEEN
Fecha de Lanzamiento: 22 de enero de 2021, en Bandcamp
Escrito y producido: Asher Levitas & Hannah Archambault
Tracklist:
1. Éolienne
2. Sel
3. Coulissage
4. Latence
5. Fièvre
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